A
la espera de una medida judicial y después de varias horas de ruleteo
Los Teques.-
La situación de Verónica, de 27 años de edad, quien se encuentra detenida en la
Comandancia General de la Policía de Miranda por el delito de tráfico ilícito
de municiones, llegó a su punto más álgido debido a que ya dio a luz a un
hermoso y saludable varón, que pese a todas las complicaciones que sufrió
durante el periodo de gestación pesó tres kilos con cuatrocientos gramos.
Esta joven pasó
todo su embarazo privada de libertad en unos calabozos no aptos para su
estadía, por lo menos no tan prolongada, esperando celeridad en su proceso por
parte de las autoridades judiciales.
Innumerables
comunicados a las instituciones competentes al caso hizo la Policía de Miranda,
en las que señalaba su preocupación por el delicado estado de Verónica, por lo
que se solicitó una y otra vez atención para que ella recibiera alguna
decisión, pero la respuesta no llegó, se demoró, se excusó.
A las 7:00 pm de
este sábado 11 de abril, Cuevas inició
el trabajo de parto, pues mientras intentaba descansar en una delgada
colchoneta dentro del calabozo rompió fuente. Una comisión de la Policía de
Miranda la trasladó hasta el Hospital Victorino Santaella en Los Teques, donde
comenzó su tormento, pues por falta de especialistas tuvo que ser referida a
los centros asistenciales de la ciudad capital.
Temerosa y con
lágrimas en sus ojos, Verónica en compañía de cuatros funcionarios y a bordo de
una ambulancia de Protección Civil Miranda llegaron a la Maternidad Concepción
Palacios, donde le fue negado el ingreso por falta de especialistas y además de
una cama.
Nuevamente
emprendieron su rumbo hacia el hospital Domingo Luciani, mejor conocido como El
Llanito, en el municipio Sucre, donde tampoco fue recibida por las mismas
fallas de los dos centros de salud antes mencionados.
Verónica sólo
lloraba y pedía a Dios por la vida de su hijo, quien ha sido, junto a su esposo
y un familiar, los únicos que le han dado fortaleza para seguir afrontando la
situación de estar tras los barrotes por falta en la celeridad procesal y
sensibilidad en las autoridades judiciales.
Tras haber
recorrido tres centros asistenciales, y a mitad de la noche, los especialistas
que la acompañaban en la ambulancia decidieron trasladarla hasta el Hospital
Militar Dr. Carlos Arvelo, donde se
repitió la misma situación. Una hora más tarde, vio una luz al final del túnel
ya que llegaron al Miguel Pérez Carreño donde fue recibida. A las 9:00 de la
mañana de este domingo 12 de abril, mediante una cesárea nació el bebé.
La espera y la
incertidumbre se intensifican para Verónica, su esposo y ahora el bebé, quienes
ya están clamando para que los tribunales dicten la medida que tengan que tomar
en cuanto al caso. Ahora ya no están solos, los acompañan ese varoncito de
mejillas redondas, quien no se puede ni siquiera imaginar el calvario que le espera
si a su mamá no le dictan una respuesta.
Mientras tanto la
crisis judicial y carcelaria arropa a esta nueva familia. En la Policía de
Miranda se hacen todos los trámites posibles para mejorar las condiciones,
según lo establece la ley, de esta mujer y su bebé, criatura que desde ya se
ganó el corazón de todos los empleados, policías y administrativos de la
Policía de Miranda.
La inocencia o
culpabilidad de Verónica sigue estando a cargo de los tribunales, pero de quien
sí se está seguro que no merece estar tras las rejas y bajo esas condiciones,
es de ese joven guerrero que continúa su lucha por sobrevivir, a la espera de
la sensatez de quienes están al frente de la justicia de Venezuela.
Iapem Prensa
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